Para mantener la temperatura corporal a 37 grados, el cuerpo libera continuamente el calor que produce. Si el aire interior es seco (como ocurre en los meses fríos de invierno), el cuerpo pierde calor antes, lo que se traduce en una sensación térmica más baja. Con la humedad adecuada, puedes bajar el termostato un grado con toda confianza.